El Domingo de Resurrección, el culmen del Triduo Pascual, nos llena de alegría y esperanza al conmemorar la resurrección de Jesucristo. Es un día de celebración y regocijo, donde recordamos el triunfo sobre la muerte y el inicio de una nueva vida en Cristo.
En nuestra comunidad escolar, nos unimos en oración y gratitud por el don de la vida eterna que se nos ofrece a través de la resurrección de Jesús. Este día nos recuerda que, incluso en medio de la oscuridad y el sufrimiento, hay esperanza y renovación.
A medida que celebramos la victoria de Jesús sobre la muerte, renovamos nuestra fe y nuestro compromiso de seguir sus enseñanzas de amor, compasión y perdón. Nos inspiramos en su ejemplo para vivir con valentía y confianza, sabiendo que su amor y su gracia nos sostienen en todo momento.
Que la alegría del Domingo de Resurrección nos llene de renovada esperanza y nos impulse a compartir el mensaje de la vida eterna con todos los que nos rodean. Que esta celebración nos fortalezca en nuestra fe y nos lleve a una mayor intimidad con Dios y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
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